domingo, 13 de septiembre de 2009

Disculpa del loco

.

Me parece que antes tuve manos, pero no estoy seguro.
Y que con ellas recogía cosas que eran mi memoria.

Y también creo que mi piel rozaba el aire
con algún ritmo antiguo, como una respiración, así:
“yo estoy, tú estás; yo estoy, tú estás; yo estoy, tu estás...”
(y me parece que aquello también era memoria).

Y debieron ser memoria aquellas hermosas olas
que han acabado ocultándome lo que más quería.

Hasta la misma palabra “memoria” ya no significa nada
sino que es eso, una palabra. Cuatro sílabas:
“me-mo-ri-a”. ¡Je! ¡Y qué casualidad
que si le pones una rayita encima de la “i”
te salga “me moría”! ¡Una simple rayita
entre la memoria y la muerte! ¡Nada!
¡Y encima puedes leer “memo, ría”!
¡No, hombre, no; que no es para reírse! ¡¿Pero qué?!
¡¿Por qué me ha tenido que tocar a mí
sentir esta angustia por todo lo que veo?!

Si además yo sólo les cuento esto, sólo, para que me disculpen
si algunos días me ven algo ido
y un poco triste.
.
.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Mi patria

.
.
Mi patria es el alcohol que corre por mis venas
y ocupa fieramente el lugar de la nostalgia.
Mi patria es el caudal que inunda mis entrañas
el corazón anegando, ahogada así la pena.
Mi patria es la embestida, el empujón salvaje
que arrastra hasta sus límites mi propia materia.
Es ese alud gozoso de nubes y volcanes
que alumbra prados y aguas y alcanza los planetas.
¡Mi patria es otro mundo!
Y las mañanas
me lo niegan.
.
.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Resaca

.
Ahora estoy de farra
y mañana voy a estar
roto de la garganta,
del pulmón,
del hígado, del riñón,
del estómago,
del píloro, del yeyuno,
y el ileón.

Pero bien mi corazón,
de melón,
de melón melón, melón, melón
ay, corazón;
qué mal voy del melón (ay, perdón;
perdón, perdón, perdón:
qué bien mi corazón
-que me lo dice
la gloria de mi colchón-).

Salta melón,
y haz que se calle un poco
tanto cabrón.
.
.