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Mi patria es el alcohol que corre por mis venas
y ocupa fieramente el lugar de la nostalgia.
Mi patria es el caudal que inunda mis entrañas
el corazón anegando, ahogada así la pena.
Mi patria es la embestida, el empujón salvaje
que arrastra hasta sus límites mi propia materia.
Es ese alud gozoso de nubes y volcanes
que alumbra prados y aguas y alcanza los planetas.
¡Mi patria es otro mundo!
Y las mañanas
me lo niegan.
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sábado, 5 de septiembre de 2009
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1 comentario:
Releyendo me encuentro con este final, que me ha puesto los bellos como escarpias.
Por supuesto me siento identificado con lo de cubatas en lugar de sangre que nombras en el primer verso.
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