miércoles, 16 de diciembre de 2009

Suicidio negado

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Hoy sí, hoy yo, con mucho gusto,
me moría llevando mi memoria.

Hoy están aquí el deseo y la nostalgia
sin estorbarse, mirándose apenas.

Hoy está todo aquí con la dulzura de lo inevitable,
con el suave placer de un fruto maduro.

Hoy, día derrumbado, emisario del miedo,
se me ofrecieron las puertas de salida
y me sentí bien.

Hoy por primera vez noté
que siento amor por todo lo que dejo.


lunes, 9 de noviembre de 2009

Carnicería

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Pon de tu parte y clávate en las palabras.
Pártete de arriba a abajo con alma blanca, bien afilada,
con alma fina y ancha, de carnicero, como un hacha.
Pártete atravesando todo, huesos y entrañas.
No tengas miedo; deja que el corazón huela a podrido
y las tripas a rosas blancas. Y llámalo mondongo.
Llámalo mondongo a todo: clávate en las palabras.
Ábrete los miembros y mira esa miel roja
que sale, perezosa, como queriendo volverse a casa.
Y cómetela otra vez, y ésta vez con ganas.
Bébete los líquidos de tus misterios y las penas de tu grasa.
Lámete, aráñate con lengua y dientes las roñas de tus pieles
y dales nombre a todas; clávate en tus miserias
que sólo son palabras: llámalas guarras.
Llama espadas a tus costillas y pártelas, que son delgadas.
Dile a tus muslos que son bellos, y córtalos en filetes finos,
y háztelos a la plancha. Y luego les dices, con dulces palabras:
“estáis muy ricos; mucho mejor con patatas”.
Aplástate los pies y haz menudillo
y diles que, como te sostuvieron, les amas.
No olvides esas palabras.
Y aún te quedan ojos, boca, orejas, napias, y los brazos,
y otras partes más delicadas.
Seguro que juntos harán un buen cocido.
Velas poniendo a su tiempo y a fuego lento.
Ten cuidado con las manos, que son azafrán muy fino:
carne con alma.
Y cuando hayas acabado la matanza, y te veas satisfecho,
y sólo quede esa alma tuya mortífera, asesina, delicada y ancha,
pero ya inútil, no tengas miedo:
has ido cortando palabras y clavándote a ellas.
Aprovéchate, y habla.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Disculpa del loco

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Me parece que antes tuve manos, pero no estoy seguro.
Y que con ellas recogía cosas que eran mi memoria.

Y también creo que mi piel rozaba el aire
con algún ritmo antiguo, como una respiración, así:
“yo estoy, tú estás; yo estoy, tú estás; yo estoy, tu estás...”
(y me parece que aquello también era memoria).

Y debieron ser memoria aquellas hermosas olas
que han acabado ocultándome lo que más quería.

Hasta la misma palabra “memoria” ya no significa nada
sino que es eso, una palabra. Cuatro sílabas:
“me-mo-ri-a”. ¡Je! ¡Y qué casualidad
que si le pones una rayita encima de la “i”
te salga “me moría”! ¡Una simple rayita
entre la memoria y la muerte! ¡Nada!
¡Y encima puedes leer “memo, ría”!
¡No, hombre, no; que no es para reírse! ¡¿Pero qué?!
¡¿Por qué me ha tenido que tocar a mí
sentir esta angustia por todo lo que veo?!

Si además yo sólo les cuento esto, sólo, para que me disculpen
si algunos días me ven algo ido
y un poco triste.
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sábado, 5 de septiembre de 2009

Mi patria

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Mi patria es el alcohol que corre por mis venas
y ocupa fieramente el lugar de la nostalgia.
Mi patria es el caudal que inunda mis entrañas
el corazón anegando, ahogada así la pena.
Mi patria es la embestida, el empujón salvaje
que arrastra hasta sus límites mi propia materia.
Es ese alud gozoso de nubes y volcanes
que alumbra prados y aguas y alcanza los planetas.
¡Mi patria es otro mundo!
Y las mañanas
me lo niegan.
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jueves, 3 de septiembre de 2009

Resaca

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Ahora estoy de farra
y mañana voy a estar
roto de la garganta,
del pulmón,
del hígado, del riñón,
del estómago,
del píloro, del yeyuno,
y el ileón.

Pero bien mi corazón,
de melón,
de melón melón, melón, melón
ay, corazón;
qué mal voy del melón (ay, perdón;
perdón, perdón, perdón:
qué bien mi corazón
-que me lo dice
la gloria de mi colchón-).

Salta melón,
y haz que se calle un poco
tanto cabrón.
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jueves, 20 de agosto de 2009

(retratos) Ainhoa

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Sexo indigno: ni macho ni pescado,
Sexo que otras llevan como maleta.
Sexo libre: vulva y un par de tetas
(sin hablar del culo, que yo no lo hago).

Sexo que tu caletre ha rescatado:
Tus tetas en la mente, no en los pechos.
Tú ves que ser mujer ya no es pecado
Y las das, por placer, para otros dedos.

Tu cuerpo, si por otro es rebrincado,
Alcanza su sentido; así es sincero:
Eres hembra con lo mejor del macho.

No dejes que te rindan los eneros
Ni dejes en mentira a este poeta:
Felicidad, será estar a tu lado.

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martes, 18 de agosto de 2009

Nos han engañado

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Nos han engañado: el tiempo no existe,
Sólo existen el viento, las rocas
el mar y la cresta de sus olas.
Sólo para nosotros existe el tiempo.
Sólo para nosotros viven las horas.
Sólo aquí, como aires firmes,
braman las rocas.
Sólo aquí, como penumbras sordas
a solas.
Solos estamos. Solos aquí, solos importantes
Solos sin árboles, sin verdes horas
solos sin fin, solos sin cosas
solos sin madre que nos parió, solos
y solas, sordos y sordas.
Solos estamos, creemos, como rocas
y solos creemos que andamos,
y lo que creemos creamos
y nos creemos que a solas
fabricamos las horas
como olas que hicieran soledades.
Tontos y tontas, tontos somos
si sólo creemos las cosas.
Tontos que no se paran, tontos que no escuchan
los lirios, la hierba, sus broncas;
el aire que mueven las alondras;
el movimiento del mar, el vaho de las tierras
y el suspiro que no oímos de las hojas
de los áboles mudos; el viento
expresivo de las sombras
de las noches solas.
Los huecos de las oquedades,
los vacíos de las selvas
y los puentes sin firmeza de las frondas.
El aire elocuente que no silba
sin las quietudes mudas de las rocas.
La quinta sinfonía de las ansias
de las almas que anhelan
su Dios a solas.
El bramido de los infelices que no se notan.
No podemos ser sordos
a los gritos de los animales
que nos llaman piafando, inocentes,
heridos de nuestras normas.
Solos vamos a estar si nos creemos a solas.
Todo nuestro ser aspira a aspirar la sombra.
Nadie quiere estar solo,
solo en el mundo inmenso.
Y las horas hacen nuestras soledades
del mar de olas y olas
y en la creencia verdeamos
y soleamos
con el sol de todos
horas y horas, como si fuera nuestro
y cantamos
por soleares
y a solas.
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jueves, 13 de agosto de 2009

A Víctor, santo laico y exiliado

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¿Cómo estamos?
No nos vemos
No nos queremos
No nos tocamos
(Es que no estamos)
Ni nos queremos
Ni nos miramos
¿Es que no estamos?
¿Qué es lo que somos?
Ni lo que vemos
Ni en lo que ardemos:
Es lo que damos
¿Qué es lo que somos
cuando nos damos?
Lo que amamos
¿Y cuánto somos?
Cuanto amamos
¿Y cuánto amamos?
Cuanto damos
Y así nos damos, con las manos,
Y así, tocando, amamos y nos damos,
Y así es como estamos.
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martes, 11 de agosto de 2009

En la peluquería


Quiero y queréis que se escriba con flores

El asco que se pudre entrando (entrante) por mis ojos

Y saliendo como mierda (come mierda) por mi boca.

Cosa que al fin sale, dios sabrá por qué,

Como un aliento cualquiera. Podrido, pero cualquiera.

Quiero y habéis querido

Que aquí no reine más que la miseria.

Pero no por compasión ni compromiso, qué va,

Sólo por falta de entrega: total, por uno ¿qué más da?

“¿Entregarte, comprometerte, decir lo que piensas?

¡No hombre no, no sea que por esforzarte

Toquen tus zapatos la mierda!

Lo mejor es que, entre nosotros, digamos:

“Pobrecito/a ¿cómo habrá perdido tanto la cabeza?”

Pero claro, la pregunta es retórica:

Saberlo no me interesa, que si me entero igual no llego a viejo

Y las cifras de mis análisis dejan de ser buenas

Que cualquier cosa te da estrés ¡uy!

Y el azúcar se te dispara que no veas.

Que no, que no. Mejor voy a ser respetuoso:

Yo, comprensivo, le respeto, porque todo el mundo sabe

Que tiene derecho a pensar como quiera,

A decir lo que quiera, aunque, pobre,

Lo tengamos por loco ¡Qué cosas, pobre,

Tan desagradables piensa!

Él solito se aleja de nosotros

Sin darse cuenta. Pobrecito.

¡Qué cosa tan rara que él no sienta

Este calorcito que te llega, tan rico

Desde el secador a la cabeza!”

lunes, 10 de agosto de 2009

A quienes me arreglaron la clavícula izquierda

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Allí, como en los sueños

hay pinchazos que no inquietan

órdenes que no humillan

filos de aspereza que acarician

y heridas anchas que no matan.


Allí, como en el sueño

cuando te duermes te reparan

(buen oficio, mecánico de cuerpos,

si se hace con el alma).


Allí, como en los sueños

por fin la realidad cambia

y te curas

(porque te curan).


Por eso

como a los sueños

a vosotros:

muchas gracias.


martes, 4 de agosto de 2009

A una vieja dama perra

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Hay mucha dureza en tu garganta
y tienes dedos resecos y molidos.
Eres von Asenbach en la peluquería.
Tu risa se monta en las escobas.

Te habrás muerto algún día
y ni los gusanos querrán acercarse:
serás la santa incorrupta más puta del mundo.

Ni entrañas tendrás:
las habrás vomitado enteras.
Tus cenizas flotarán dentro de la urna:
sus paredes se negarán a que las toques.

El asco se inventó para nombrarte.
Eres el Big Bang de los virus más feroces.
Asmodeo a tu lado, un principiante.

Lo único que me duele es el rotundo odio
que has hecho nacer en mi
pero estoy tranquilo:
yo me purgaré y seguiré adelante.
Tú seguirás en ese pozo de mierda en el que vives
creyéndolo un trono de finura.

Llamarte perra fue halagarte.

domingo, 2 de agosto de 2009

Canto

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El alma no existe; nadie la ha visto.
Lo que existe es este cuerpo nuestro
que aganta tanto sufrimiento
como si llevara un alma dentro que lo sostuviera.
Pero el alma no existe; nadie la ha visto.
Lo que se ve es el llanto.
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viernes, 31 de julio de 2009

Me ha entrado un frío...

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Me ha entrado un frío inmenso.
Entró por las rendijas, por los arrabales,
por una puerta abierta; no sé.

Entró como por naturaleza
y plantó sus reales encima mío.
Y me avisó: soy el definitivo;
y me hizo carantoñas, como pasando
por ser más leve.

Como nunca se sabe, yo le dije:
'eso ya lo veremos',
y me congeló con una risa absurda.

Y desde entonces aquí estoy yo
ahogándome en mi propio asco.
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Óleo de Jorge Diezma.

jueves, 30 de julio de 2009

Una noche cualquiera

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Un pez que se hunde en el silencio de sus simas
Un gorrión que cierra sus ojillos
Un lagarto que mueve lentamente la cola
Una anguila que alza expectante su pico
Una araña que estudia el movimiento
Una hoja de pino que cae como si nada
Una roca de granito, aparentemente inmóvil, enfriándose
Un soplo inaudible de viento.

Siete loros que vuelan buscando a otros siete
Julio Bustamante palpando una canción
Algún pardillo tordo que cruza la calle
Y una nube que lo mira.
Miles de hojas de hierba chupando la humedad
La tierra misma, pensativa, buscando descanso
Olas y más olas que no saben que existen
Montones de sonidos que nacen, se reproducen y mueren, casi en el mismo instante
Moscas y mosquitos a millones
Y las ruinas, que sienten sus muñones y callan.

Un buen montón de geranios mirando al rocío cara a cara
Ventanas de madera incómodas en sus marcos y crujiendo
Billones de astros que creen que nada tienen que ver con esto
Y los vahos, huyendo de tantas bocas.

Tres o cuatro gatos a su rollo
(los coches impasibles, claro).
Y las hogueras que haya, inteligentísimas, abrasándose siempre.
Salamandras curiosas por las paredes y los techos
Movimientos profundos del mar y de la tierra
Roces imperceptibles arriba y abajo
Algunos seres de once dimensiones alucinando
Y su sombra: hombres que se lanzan a soñar.

Otro gorrión, ahora mismo, que cierra sus ojillos
Y la Atlántida, muy quieta
donde nadie sabe que existe.
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Óleo de Jorge Diezma.


martes, 28 de julio de 2009

Estiércol

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Ahora que ya estáis tan bien plantados en vuestro nuevo mundo

Después de haber mentido tanto fingiendo incertidumbres,

Dejadme ir, dejad que me marche en paz,

Y no me juzguéis según vuestras costumbres

Que al fin son, como decíais vosotros mismos

De las de vuestros padres, vacías costumbres.

No me juzguéis vosotros, antiguos compañeros,

Que en podredumbres compañía no necesito:

Con las mías tengo bastante. No quiero cambiarlas

Por vuestras cálidas, acomodadas,

Autocomplacientes, rancias, leves, enajenadas

Y madurísimas certidumbres.

La sequedad del desierto, para mí,

Es mejor y más clara. Allí no hay mentiras:

Allí, o hay vida, o no hay nada.

Allí hasta los muertos

Mantienen la forma humana.

Sólo recordad que la única fertilidad voluntaria

No es, según el alma de las plantas, la apolínea madurez,

Sino el abandono:

La asquerosa entrega, la muerte, la sincera podredumbre,

Y soportar, no ya ser nada, ser peor que nada:

Estiércol, puro estiércol

Azul estiércol

Piedra podrida

Pura repugnancia

Esencia sin sustancia

Larva moribunda:

Mierda que habla.



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lunes, 27 de julio de 2009

Don Luis: le quiero mucho a usted, si no le sirve de molestia.


Don Luis es un señor que anda camino de los 90 con paso firme. Con paso firme y con un par.
Don Luis, además de mi padre, es médico, y todavía se encuentra uno a gentes que recuerdan, medio siglo después, que salvó la vida de su hijo a cambio de nada. Eran ricos sólo en penas, me dicen; y también me dicen que hay cosas que ni el tiempo borra. Y él, cuando llegaba a su casa, "callaíto como un muerto".

Por eso y por "muchas cosas más" -eso cantaba Luis Aguilé-, voy a dedicarle aquí unos versos emocionantes de otro tocayo de Aguilé y de mi padre: de Luis Cernuda. Y que se le ciñen como un guante.
Y de cierre, la música que más le gusta: el 4º Concierto de Beethoven (otro Luis, vaya por Dios). Y además interpretado por Arthur (menos mal) Rubinstein, para que le recuerde aquellos años 50 y 60 de su plenitud.
Sólo me queda expresar dos deseos:
que nos veamos mucho tiempo más,
y que no gruña tanto.



Luis Cernuda:

Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.

Pero el hombre se agita en todas direcciones,
sueña con libertades, compite con el viento,
hasta que un día la quemadura se borra,
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.

Yo, que no soy piedra, sino camino
que cruzan al pasar los pies desnudos,
muero de amor por todos ellos;
les doy mi cuerpo para que lo pisen,
aunque les lleve a una ambición o a una nube,
sin que ninguno comprenda
que ambiciones, o nubes
no valen un amor que se entrega.








viernes, 24 de julio de 2009

Anfibio

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Hay seres de agua
Que, cuando están sobrados de vida
Juegan la aventura de la tierra:
La sequedad de la tierra.
Y ahí siembran su efímero reino
De seres que no mueren de sed.
Apuran su manta de humedad,
Y uno cree en ellos. Y se imagina, feliz,
Que, aún sin agua, ellos pueden vivir.

Pero, llegado cierto momento,
Los de aquí dentro, en tierra seca y firme,
Los vemos, pasmados, volver al agua fresca
Con el gesto fácil y apolíneo de un delfín.
Con la facilidad del gesto del turista
Que vuelve a casa con las fotos
Que demuestran, qué valiente, que él estuvo aquí.

Y ya está: sigamos, ellos y nosotros, adelante.
Nosotros, los lagartos de sangre fría,
Seguiremos abrasándonos al sol para seguir con vida.
Ya nos han contado que algún día
Vendrá un pez que, sin dejar de serlo, se hará lagarto,
Y vivirá allí y aquí, y no afirmará ni negará
Ni la humedad ni la sequía,
Sino la libertad, y no será
Ni lagarto en tierra ni pez en el mar,
Pero será libre, y así será.

Yo (por mí hablo) no he sido capaz de serlo,
Y me sé incapaz de serlo.
Pero, mientras pueda, aguanto esperándolo.
Insisto: aún no lo he visto en nadie.
Aún sigo esperando el anfibio al que esperan
Tantos
Miles de millones de años.
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Lo siento

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Echaré de menos el humo de estos tiempos
Su vacío casi rotundo, su calma anhelante
La rabia de su fuga, la sorpresa de un mando
Que no manda nada. Darme cuenta del error
Que gastaba como verdad absoluta.

Se va a acabar mi oportunidad: poder vivir un sueño de vacío.
Acabaré despierto, ansiando alguna cosa.
Más vacío adelante:
¿Dónde estará aquel mundo mío
Que casi sentía, como el nombre de cada rosa?

Por fin tengo miedo al miedo, yo, que lo despreciaba
Siento que ya no siento lo que me sostenía.
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lunes, 20 de julio de 2009

Lo que escribo

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Lo que escribo no lo escriben
las suaves puntitas de mis dedos:
son los muñones de las ruinas de mi mente.

Lo que escribo tuvo anhelos
de savias florecidas,
de roces y de encuentros.
Lo que escribo muda en grito
la rabia de las ganas de la muerte.
Lo que escribo juega una suerte
de milagro no esperado, pero
desesperadamente fuerte.
Lo que escribo me apuntala
como un soplo de aire leve...

Y no me engaño:
no soy yo quien lo dirige.
Lo que escribo a mí me escribe
una y otra vez, mientras respiro
tenuemente un adjetivo:
'breve'.
.
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domingo, 19 de julio de 2009

Destierro

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Cada instante tiene su público
y cada letra tiene su silencio.
Los mórbidos encuentros beben de alegría.
Cada rincón tiene su muerto;
cada muerto, su ceniza,
y cada paz, detrás, temblando un niño, una niña.
Suenan las campanas cuando no hay nadie
y viven los monstruos en las floridas praderas.
Nadie está despierto cuando hay que estarlo:
los ojos piensan por su cuenta.
Los adioses se ponen en juego por cuatro duros.
Como no hay patentes, no se fabrican sueños.
Matamos lo muerto para vivir lo vivo,
y así, la venganza es terrible:
todos sufrimos la impotencia del destierro;
pero nadie lo dice. ¿Para qué, una verdad que mata?
Mejor nos lo jugamos al bingo:
A ver si hago línea... Cuatro, diez, cuarenta, ¿a qué juegas?
¿Yo qué sé?
De mí ya sólo piensa la parte que no tengo.
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jueves, 16 de julio de 2009

Emboscado

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Quiero firmar con un nombre que no sea mi nombre.

Y así, aunque no sea recordado, no me importará.

Como no soy yo, porque no es mi nombre, aún seré libre.

Mi nombre no estará en manos de nadie: podré volver a firmar.

Firmar y volver a entregarme, como si no hubiera pasado nada.

Como si no supiera nada: yo firmo y ya está.

“¿Pero tú quién eres?” “No sé; seré... el que firma.”

Y así, por puro cachondeo, construir esa palabra inmensa:

ETERNIDAD. Total, sólo por una mentirijilla:

Poner un nombre inventado (mejor que sea expresivo)

Y así seguir sintiendo el mundo, siempre

Como si acabara de llegar.









Imagen de http://javierjaen.blogspot.com/

lunes, 13 de julio de 2009

El puente

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Tengo amigos que me abrazan y consuelan como el pan
Como el pan calentito, sabroso, crujiente y tierno
Que te besa como la amistad:
Bendito sea el pan.

Y entonces ¿por qué este empeño
En ir más allá, saltando por dulzuras y confianzas
Buscando un hueco loco que no voy a encontrar?
¿Qué empujón suicida me trajo hasta este mundo
Para doblarme así la muerte: la de allá dejándome aquí
Buscando aquí la de allá?

Ahora sé que moriré más de dos veces,
Da lo mismo aquí que allá.
Y lo haré tan feliz, y tantas, tantas veces,
Que ni la misma muerte me podrá encontrar.

¿Dónde estará el suelo de un puente?
.
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Muy especialmente para Hidai,
a ver si se atreve a cruzar él también el puente.

domingo, 5 de julio de 2009

Así son las cosas de la vida (un cuento)

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El señor A (digamos) entró ya un poco abrumado -como andaba siempre, y la verdad es que yo creo que sin motivo-. Bueno, pues el caso es que estaba aquí, en un TODO A CIEN. Con eso del euro debían de haberle cambiado el nombre a la tienda, pero como los precios no cuadraban bien se ve que prefirieron dejar el nombre como estaba, que se entendía.

Pues eso, parecía que no buscaba nada en concreto (el señor A, digo), porque recorrió meticulosamente los estantes como si lo valorara todo, pero en la mirada se le veía que tanta cosa lo mareaba, y más bien parecía un autista: no se enteraba de nada. Me parece a mí que lo de comprar no es lo suyo. Bueno, pues el caso es que entre tanta vuelta y vuelta con el ceño fruncido (qué dolor, Dios mío), el tipo éste oyó: “¡Mira, mami, qué suave!” dicho con la voz de una niña. Y se fijó, ya ven lo que son las cosas.

Y lo que vió era lo que parecía: que una niña estaba tocando un artefacto de telas y pelos que imitaba (lejanamente) las formas de un perro blanco, pequeñito. Del tamaño de una cuarta y media, más o menos. Bueno, pues no hay mucho más que decir, salvo que al cabo de un rato el tipo (o sea, el señor A, digamos), con la tranquilidad de que parecía que nadie podía verlo, se puso a toquetear el mencionado “perro”. Y lo que tocó era, en efecto, suavísimo. Se alteró un poco (porque yo creo que es un sentimental) y siguió mirando por la parte de los enchufes y las bombillas y los ganchos para las paredes y luego montones de artilugios sorprendentes para la cocina. Pero el caso es que enseguida oyó, de espaldas como estaba, otra vez la misma voz de niña, que estaba claro que volvía a tocar al perro, y que lo disfrutaba y lo quería. Y se puso a escuchar sin mirar, el muy cotilla de mierda. Y oyó que la madre, más o menos, le decía a la niña que HOY no podían comprar el peluche, y que se esperara.

Bueno, pues después siguió un rato largo en el que se alternaban las caricias: el señor A (digamos) volvía -cuando no le veía nadie- a tocar aquello, comprobando que no se engañaba, y la niña hacía lo mismo cuando le dejaban. El señor éste guardaba silencio (debe ser su costumbre) pero la niña siempre se entusiasmaba. Y el señor A (digamos) yo creo que pensaba: “si a ella le gusta tanto, es que debe ser muy bueno”. Lo digo por lo que vi que hizo: se estuvo entreteniendo, el muy ladino, esperando a que la madre y la niña se marcharan de la tienda. La madre y las niñas, porque ya vi que eran más de una, y el follón que montaban. Lo que digo es que me parece que se esperaba a que ellas se marcharan para comprar el peluche aquél.

Fueron, yo creo, más de diez minutos, que al pobre señor A (digamos) se le debieron hacer eternos. Y lo digo en su descargo: al fin y al cabo, yo creo que él podría haber agarrado el artilugio (que yo no sé para qué lo quería, pero me pareció que se alegraba al tocarlo una y otra vez) y haberlo pagado en la caja e irse, y punto. Pero se ve que le sabía mal hacerlo delante de la niña. Ya digo que para mí que es un sentimental. El caso es que se estuvo esperando, haciendo el paripé. Me parece que alguno de la tienda se dio cuenta de que se comportaba raro y le estuvieron vigilando. Pero a él lo vi tranquilo, aguantando, se ve que porque sabía lo que hacía y por qué.

Bueno, pues abreviando: el caso es que llegó el momento que tenía que llegar, y la madre y las hijas (o lo que fueran) se estaban marchando. Pero -ya ven ustedes lo que son las casualidades- como la niña había insistido tanto, y rabiado un poco (muy poco: se ve que estaba bien educada) y había expresado (educadamente) sus dudas de que, si ella no estaba allí, alguien se lo llevara (el peluche en cuestión, digo) pues la madre, que no era tonta, se dejó llevar por la voz ansiosa de su hija (o lo que fuera), y dijo, milagrosamente, dirigiéndose a la veinteañera que había en la caja (atención): “¿HAY MÁS PELUCHES COMO ESE?” (señalando al peluche que ya conocemos, y que sin él quererlo se está convirtiendo en la estrella del cuento). Y la chica (individua ajena a todo lo que no sea lo suyo, como corresponde a su edad y a su condición de cajera, que vaya rollo ocho horas o las que sean con alguien distinto delante cada medio minuto, pero con la misma historia) le contestó, atenta y "simpatiquísima": “LO QUE HAY ALLÍ ES LO QUE HAY”. Y punto. (Ya saben ustedes cómo va esto de las cajeras).

Uf, los segundos se pusieron fríos, fríos, heladitos. Supongo que para la niña también, aunque no lo sé, porque no me fijé en ella. Perdónenme, pero es que yo estaba prendido en el cataclismo del pobre hombre (el señor A, digamos, ¿se acuerdan?). Podía hacer lo que quisiera, pero lo que quisiera no es lo que quería: así son las cosas de la vida, no sé si me entienden...

* * *


Ya no puedo decirles mucho más, tocante al tema este. Y perdonen que no me haya presentado. Los que entienden de esto de escribir siempre hablan de “EL NARRADOR”. Vale, pues en este caso el narrador soy yo (claro), que soy el amasijo de telas y pelos -perro, según mi fabricante-. Lo que he visto y sentido es lo que cuento. Esta mañana pude ver al señor A (digamos) pasar por delante del escaparate, cabizbajo, meditabundo (debe ser su costumbre) y tirando de una maleta (con ruedas, menos mal). Se ve que se iba de viaje. Él se iba pero yo, el amasijo, seguía aquí, en la estantería. Y entonces me asaltó la melancolía, porque pensé: hay que ver la de historias hermosas que nunca se sabrán.

Al rato se puso a chispear un poco; es que era invierno, se me olvidó decirlo.




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jueves, 2 de julio de 2009

Para vivir

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No habrá otro momento de suerte
No estará mi perro
No habrá otro ángel, ni más compañeros
No habrá más dinero
No habrá otro invierno, no habrá más sueños
No habrá más agua de mar, ni más espuma
No habrá más olas, ni piel calentita, ni más arena
No habrá más sol, ni habrá más sombra, ni tendré más sueño
No habrá más dolor. No estarán las nubes, ni estará mi perro
No habrá aceitunas, ni música, ni aliento
No habrá otro intento, ningún invento
Me traerá a la cara otra sonrisa. No habrá más tiempo
No habrá más cuentos
No habrá más Dios, ni habrá más muertos
No habrá más hechos
No habrá más hecho que mi muerte
No habrá otra copa
No llevaré más ropa que mi vida
No habrá más luz de amanecida
Por no haber, no habrá ni silencio.
.
a Huckleberry Finn en su isla.











foto David Mas.

viernes, 26 de junio de 2009

Estoy curado

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Quiero morder la última sombra de mi vida
y rozarme en la primera de mi muerte
atrás desamparo, culpa y sangre.

Morder con gusto la manzana oculta
derribar furioso las puertas de bronce
violando el palacio que me espera.

Desalentado arrasar mil siglos de cordura
y afirmar con aullidos que no existo.

Quiero ser yo, yo nada, yo nadie
vivo o muerto me da igual:
yo soy yo, y a mí me basta.

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jueves, 25 de junio de 2009

19

.
Traquimaña de hoy
que piensas como pieza
que pesas cuando estás oyéndote
te a ti tú
imbécil poeta
de las nubes no brotan flores
ni hay trozos de almendra
ni tajada sacudida
sólo es tierra lo que pisas.
.
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lunes, 22 de junio de 2009

Anunciación

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Golpes de cascos contra el suelo
Portones que se abren
Luna llena que se derrama
Madre del aire que arrebata
Seda que arde

Sorpresa en tu cintura
Amor del dolor de la amargura
Felicidad que mata.
.
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martes, 16 de junio de 2009

Judas

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El cielo empieza
A veinte metros de mi balcón.

Todo está negro.

Las olas se oyen, pero no se ven
Al humo le ha dado por cegarme
La luz se niega
Y yo me empeño.

Y pienso en Judas, en quien pensaba.

Casi todo está negro.

Jesús sufrió tormento, murió y resucitó
Y al pobre Judas aún no lo hemos resucitado.

Y por eso el mar hoy está negro
Como el cielo, con el que lo confundo
Y oigo las olas, pero no las veo.

Será que todos somos Dios
Y que la luz es sólo flor del tiempo.
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lunes, 15 de junio de 2009

Autorretrato

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Esculpir el aire con manos de palabras
escritas con la boca.

Manejar materialmente la idea
de un ansia loca. Subir los pozos de la sombra.

Puentear las rubias doradas laderas de la noria.
Saltar el peso pesado de la historia.
Mover el agua clara. Morder la roca.
Soñar el mundo de una cabra loca. Hacerlo.
Pensar en Lorca.

Traer la brisa insalubre y hacerla corta.
Besar sin ser amado. Asumir la coca.
Volver el gusto amargo. Torcer la gloria.
Planear la tristeza, hundirse en la miseria
como el brinco de la alondra:
que toda luz sea poca.

Endilgar rastrunas como un hijo.
morrigrar, trasterse, romeñare
parrerse por un punto, sayer la coma.
Pastar las falderas con la gola.
Printe marir de la corola, piastar tu niño
cosí cosí cosí de la manga stofa.

E la minga pianto... Pir deyarse
e desMayarse
y dejarse morir: esa es la historia.
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sábado, 13 de junio de 2009

(...)

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Simplemente hacerlo todo.
Hacer lo que haga, así de simple.
Simplemente guardar una memoria,
una simple memoria, aunque sea
sin saber ni cuándo ni dónde;
sin saber si estoy muerto o vivo
-como hace cualquier semilla, así de simple-.
Y después, tranquilo, simplemente ir a buscarme
donde estaré esperándome, “donde habite el olvido”.

a Luis Cernuda




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viernes, 12 de junio de 2009

93.000.000

en junio, para Julio.
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Venimos de nuestros sueños
y a nuestros sueños vamos.
Somos el camino de ida y vuelta
sin más sustancia que el andarlo.
Para andarlo quisiéramos pies,
pero sólo tenemos manos, y nos quejamos:
torcemos la caída de nuestros cuerpos
y con rebeldía rebrincamos
y así cuando caemos nos alzamos
(nadie sabe adónde)
y con las manos lo hacemos;
no con los pies: con las manos.
Y nos dicen: sólo gozas la miel cuando estás amargado.
Y entendemos: la hiel es la dulzura de lo que sólo rozamos.

Andamos nuestro camino
y lo sentimos extraño
porque venimos de nuestros sueños
y a nuestros sueños vamos.
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martes, 9 de junio de 2009

(retratos) Dani

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Entre el negro y el blanco
Hay un río de huesos y cenizas,
Un manantial de muertos esperando
Y tiernos dolores, quebrados en sonrisas.

Entre el dedo y su mano
Hay acentos que brotan de palabras:
Hay sonidos más leves que sus ecos
Y hay distancias, como en el olvido.

Hay lo que tiene que haber:
Ese abismo que yo no alcanzo
Y al que tú me invitas.

Y así pasó:
Abriste con tus gestos el nudo del espacio
Me diste un beso de hermano
Y ganaste de golpe la partida.
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lunes, 8 de junio de 2009

Delirio tremendo

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Con el acero a la muerte, y fuerza de intranquilos
Glorias por miles de muertos, puertos convencidos
creo que nos mira la mar muertos y vencidos
náufragos en puerto, cruceros carcomidos
No somos el ser que somos, semos sumideros
sumillados del todo del dolor vencidos
del dolor que no existe, así que
por la inexistencia vencidos, vencidos de un lado
escorados de un lado, varados por un lado
pobres varados por la vara vencidos
sin fuerzas de moverse y sin ancla acongojados
únicos culpables de su ansia olvidados, parados
parados sin la muerte, en vida propia parados
innombrables cobardes, reyes del mundo anclados
Lo que semos somos: Autistas de la cobardía
autores de un mundo cobarde, seco y desquiciado
anónimos por cobardes, cobardes por anclados
por cobardes sinnombre y por secos negados
por lo seco del mundo justificados
como si no esperara el mundo la sangre seca
que se cae de quien la da sin caerse a un lado
sin escorarse a la vara que manda la vida
vida que es la propia, sin vara de mando,
con la libertad y el tiempo como marcas de cuando
seremos porque somos y pues somos mandamos
sin querer que el cuándo marque lo que somos
ni saber por qué cuando somos mandamos
Digo que lo que semos somos, seremos y seramos
Y además, lo que amamos.
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Estrofa del amante

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Come, bebe, ama,
Vive y disfruta de la vida
Y no dejes de soñarme
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miércoles, 3 de junio de 2009

Alguien

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Alguien que te quiera
y alguien que no te quiera
te dirán la misma cosa:
“nadie es como tú”.
Verdad y mentira
fundidas en la misma piedra
opaca y luminosa.
Así que, compadre,
junta tu placer y mi dolor
y hazme el favor:
besa a la roca
pero bésala en la boca.
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Quién


.
Maldita melancolía
¿quién te querría a su lado,
quién te querría?

¿Aquél que entre hombres
se siente sin compañía?

¿Aquél que se ve sin alegría
cuando el sol se le cae tras los montes?

¿El que siente el agobio de ser hombre
bajo el brillo total del mediodía?

Quién supiera quererte, melancolía.

Maldita melancolía.

Hermana mía.
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domingo, 31 de mayo de 2009

(letrillas 2) Fandangos

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Para besar hay que tirarse de boca
Para ser tierno, tierno hasta la muerte
No me pidas, amor, que me acobarde
Para cobardes ya están los que no sienten

Para besar, hay que tirarse de boca
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viernes, 29 de mayo de 2009

Perdona

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Están
esas noches que no son
negras, sino verdes;
esas
que no dan libertad, sino más trabajo.

Está
esa bruma que viene del mar
pesada y húmeda
amasándose por la ciudad, empalagosa.

Está
ese pringue
que sientes cuando buscas,
ese sonido sordo
que ensordeces con tu sordera,
que con tu ceguera anulas,
con tu torpeza
de hombre que sólo busca
pero no interpreta. Pero hombre:
tu trabajo es interpretar
(que es hacer, pero hacer
manchándote la manga).

Así perderás
y lo harás
endulzándote la frente
con la sangre que esculpe tu corona:
esa sangre que es leche de tu frente
y que firma la ley de tu derrota.

Sangra y no pares: sigue en la faena,
que tu esfuerzo brilla en la aureola
de ese ser que te mira con paciencia
esperando la miel de tu persona.

Haz lo que puedas: encara tus miedos
sin negarte a escucharlos todos, con su forma.
Diles que sí, como a tus miembros,
y como a ellos diles que perdonas.

Diles que sí: mírate y mira
todo aquello que sabes que no importa.
Diles que sí; espera y tente firme,
sé flexible, ten dulzura, ponte en forma,
que la recia gordura de tu alma
sirva de suelo y vuelo largo y firme
a esa blanda estupidez, a esa torpeza,
a esa espera ignorante de una corona boba
y perdona: perdónate y perdona.
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jueves, 28 de mayo de 2009

El borracho, hecho poeta, escribe un ELOGIO DEL VINO, y gracias...

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Vino
el que vino.
El que tenía que venir:
vino.

Fuera el que fuese
era el que vino.

Aquél
que no podía ser
otro
fuera el que fuese.
.
La gracia era
que venía
y era
el que vino.
La gracia vino.

Con mi vida
viva
doy por la gracia las gracias
pues graciosamente vino.

Con mi vida
viva
el que vino
y viva el vino
(el verbo vino).

Y gracias, vino...
.
para arezbra.

(letrillas 1) Siguiriyas

a Perico Beltrán, paisano.
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Al sur del corazón hay otra cosa.
Al norte de esa cosa está el corazón.


viernes, 22 de mayo de 2009

Canción del moribundo

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Tráeme algo más que una simple avalancha de recuerdos
Tráeme la comprensión del aullido del lobo
Tráeme algo que sea tan misterioso
Como la mirada de mi perro.

No me traigas más hordas de ángeles
Con millones de alas cada uno.
Tráeme, por una vez, una razón
Que no esté manipulada.

Tráeme un mundo sin príncipes ni princesas
Tráeme un mundo sin mundo
Enséñame, por fin, la esencia de la nada.

Tráeme lo que no sabría pedirte,
Muéstrame por qué las piedras tienen tanta alma
Tráeme lo que ni siquiera me imagino
Tráeme algo puro, aunque no sea nada.
Tráeme lo que sea, lo que sea...

Pero no me engañes más; por mi alma te lo pido.
Ya basta.


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miércoles, 20 de mayo de 2009

(retratos) Pepe Vila

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Se murió mi amigo Pepe, y me fui
al archivo de las penas, para escribirle algo.
Me lo encontré vacío.

El archivero me dijo: “Ah, sí,
se lo llevó todo un tal, a ver...
un tal Miguel Hernández”.

“¡Pero hombre!” –dije yo-
“¿Qué se ha creído el tal Hernández?

¿Que nunca, nadie más,
iba a querer tanto a un amigo?”.








Me dejaste muy triste, Pepe; que lo sepas.
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Sonecto imperfecto a mi cuerpo viejo

.
a Pepe Vila.
Cuerpo mío contrito, desvergonzao
Cuerpo mío prístino y circunflejo
Cuerpo místico, cuerpo descarao
Cuerpo que no entra en los espejos

Cuerpo camino de la Gloria
Cuerpo uno y trino, cuerpo disparejo
Cuerpo Panza, figurín de Cornejo
Máscara adiposa: date por cesao

Tente eso sí, por fuente de mis besos
Marchito, caído, descontento y viejo
Goza del camino, aguanta encelao

Y no me des más broncas ni collejas
Que tú eres mi amigo: pasa ya de esas
Garzas que guardan su coto cerrao

lunes, 18 de mayo de 2009

Ella

a mi chatunga
Esa señora
se adueña del miedo
alumbrando esa dulce apariencia
que no te asombra.

Esa dama
asoma su alma pálida
y enternece la aspereza.

Esa bella manera de no decir nada
esa espera del fuego
esa asunción de la sombra
ese arder sin brillo.

La oscuridad es gloria,
luz opaca, luna.

Antigua belleza
de esa señora
dueña del cielo negro:
la reina mora.









fotografía de Alicia Márquez, Ávila



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lunes, 11 de mayo de 2009

Confesión

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Yo vivo alimentando el odio. Dicho así
parece algo terrible, pero no es para tanto.
En realidad es muy fácil: el odio se alimenta con miedo,
y yo aprendí a cultivarlo de pequeño.
Es un miedo oscuro, pegajoso, muy denso.

Además, para ayudarme, siempre me recuerdan
que si dejara morir a mi odio, moriría yo con él:
que somos la misma cosa, que es cuestión de supervivencia...
Y así toda la vida.

Ya sé que es mucho tiempo
pero todavía mi odio y yo nos estremecemos
cuando vemos tanto miedo, tan espeso
caer
directamente
desde mi boca
hasta su centro
como si fuera un beso.










Pintura negra de Jorge Diezma

sábado, 9 de mayo de 2009

Que no

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Lo diré
Sintiendo
Lástima de mi torpeza.

Que no.
Que ser poeta no es
Poner lo mismo en líneas cortas, que no.
Que no es eso, sino alumbrar
El nombre exacto de las cosas;
No el que se ha aprendido, ese no:
El que es sentido.

Ese mismo nombre
Sobre el que cayó
Hace tanto, tanto olvido.

Contra los poetas

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¿Qué hace esa gente, agazapándose
en la oscuridad de sus cuartos,
como si fuesen ratas?

¿Qué pretenden, haciendo
oposiciones a plaza fija en la mesa de un bar?

¿Qué buscan, arañando siempre
el fondo turbio de las botellas de whisky?

¿Qué huevo quieren abrir a palos
incesantes
en la dura testuz de sus propias vidas?

¿Qué esperan, ahincándose
sin paz
en la traición perpetua de las palabras?


miércoles, 6 de mayo de 2009

Soneto al dedo mariquita (el dedo meñique)

Para Argax
Dedo mínimo, torpe, descuadrado
Dedo feísimo de nacimiento
Dedo poco dedo, dedo adosado
Dedo abocado al sufrimiento.

Dedo en vida caído en el olvido
Dedo disparejo y dedo desquiciado
Dedo sin dedez, descafeinado
Dedo sin función, como mi ombligo.

Me gusta tu presencia, que adivino
Por tu esencia mi esencia rescatada:
Dedo inútil, ausencia desbocada,

Dedo azul, dedo imberbe, dedo amigo:
No me dejes que olvide tu sentido
de dedo original, de dedo… ¿alada?

viernes, 1 de mayo de 2009

Ristra para "Ron"

Un perro es mucho más que un perro: es un buen montón de sentimientos sobre cuatro patas.
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Ministro sin cartera
poeta sin corona
voz sin timbres de metralla:
manecilla del ahora.

Aluvión de bondad
dique seco de la sombra
alma vertida en misionero:
buque en Ronda.

Golfo (del océano)
tronco sin bronca
duque del silencio:
mirada honda.

Ladrido mudo
caperucita boba
más guapo que el cielo
deshecho en boca.

Peludo, cuadrúpedo,
napia redonda,
salto ciego, ciego
jugando a la pelota.

Sorpresa andante
trino del oído sordo
fuego ambulante
alma de la calma
doliente sombra.

Aparición misteriosa
alucinación constante
y grifo de la Gloria:
Compañero Atlante.


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A Ron tuve que sacrificarlo el 10 de septiembre del año 2007.

martes, 28 de abril de 2009

En carne viva

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Vagar flotando en aire ajeno
Y sólo sentir la espera de otras horas.

No estar aquí, y estar sin remedio.

Buscar sentido sin tenerlos.

Gustar sin gustar, sabiendo que no es bueno.
Oír que no te oyen.
Entregar a la luz manjares indigestos
(Manjares exquisitos que se ahogan en el tiempo).

Caerse de bruces y rebotar, durmiendo,
Y quebrarse en alaridos en silencio
Y esperar siempre que todo sea nuevo
Y decirle a la Parca que, por ti, como si se rasca.
Y llorar de nuevo.

Y colgarse de un pino, y romper una pobre rama
Que no tenía culpa de nada.
Y buscar, como sea, irse muy lejos.
Y morirse por que se mueran las resacas.

Y no querer ver el mar (que ya es estar jodido).

Cultivar flores como el que hace los deberes
Y no querer ni siquiera dormir, y aún así,
estar bien vivo, tragando anhelos.

No entender nada y hacerte el catedrático.
Y fingir, fingir siempre que todo lo que finges
Lo estás fingiendo.

Poner la primera piedra de un volcán, sin saberlo
(Que eso es lo peor: sin saberlo).

Y no saber siquiera cómo es mi cara,
Y olerme las manos como el que huele a un muerto
Y esperar furioso que aquél aire ajeno,
Limpio, inexplicable, único ser que tengo,
Me arrastre o me aplaste contra el suelo,
Y que no me deje aquí como hasta ahora,
Empapado y delirando como un ciego
Y “rezándole a la nada por que muera”. No quiero.


a L.M.Panero

lunes, 27 de abril de 2009

Suicidio negado

.
Hoy sí, hoy yo, con mucho gusto,
me moría llevando mi memoria.

Hoy están aquí el deseo y la nostalgia
sin estorbarse, mirándose apenas.

Hoy está todo aquí con la dulzura de lo inevitable,
con el suave placer de un fruto maduro.

Hoy, día derrumbado, emisario del miedo,
se me ofrecieron las puertas de salida
y me sentí bien.

Hoy por primera vez noté
que siento amor por todo lo que dejo.


viernes, 24 de abril de 2009

Pobre Prometeo

.
Tengo que aceptar ponerme ropas que no quiero
Tengo que aceptar cambiarme la mirada
Y aceptar amanecer aún vivo, pobre Prometeo.
Tendré que dejar de escuchar silencios.

Tendré que dejar de oler flores que no existen
Y dejar de anticiparme a hechos que no entiendo.
Tengo que aceptar que me hundo porque peso.
Voy a tener que andar clavándome estacas.

Parece que ya me quedó claro:
Tengo que aprender a amar lo que me mata
Solo para vivir, para vivir solo.
Total, nada.

Soneto del manco de dios

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Estando yo en sueños entretenido
vino, vibrante de tu voz, el aire.
No tuvo esa luz eco en mis sentidos
y me acuné, negándome a ese instante.

Lo que vino después fue un frío de esmalte
que me mostró que ni te adivinaba,
y que no esperara mi madrugada
alcanzar las honduras de tu alcance.

Y así me estuve, velando el desamor
doliente de la falta en que me duelo:
que ni te oigo en sueños, ni en mi mismo albor.

Más me valiera quedarme despierto
aunque notara la falta de calor,
siendo por tu calor que me desvelo.

Soneto del hijo

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Ya sé que piensas que en él yo no estaba:
que no soy yo el hombre que fue aquel niño.
Aún así, yo lo miro con cariño
admirando las lunas que apuntaba.

Más me duele, que a ti, ver mis miserias.
Pero, aunque me duelan, no renuncio
a ser yo la resulta de su anuncio:
sólo puede ser tu hijo mi presencia.

Comprendo que no es fácil, desde fuera,
que aceptes por herencia un vertedero:
yo te pido que mires más profundo

y que notes que la flor verdadera
no vale tanto si es de invernadero;
pues tuve que crecer, lo hice en el mundo.

Soneto del que fue niño

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¿Cómo eran esos días, cómo eran,
cuando el viento entraba hasta tu mente
y aquel patio era luz resplandeciente
y eras sólo niño, sin saber quién eras?

No había calles ni coches ni había aceras,
que tu mundo era interno; no había mares
ni imaginabas cómo los azares
forzarían a tu ser con sus maneras.

Recuerdas y te dueles: te ha vencido
todo aquello que entonces despreciaste.
Pero no era desprecio; tú lo sabes.

Era, en ti, la infancia del olvido:
pues tu vuelo fue luz entre azabaches
pero eras, solamente, lo que has sido.