viernes, 24 de abril de 2009

Soneto del hijo

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Ya sé que piensas que en él yo no estaba:
que no soy yo el hombre que fue aquel niño.
Aún así, yo lo miro con cariño
admirando las lunas que apuntaba.

Más me duele, que a ti, ver mis miserias.
Pero, aunque me duelan, no renuncio
a ser yo la resulta de su anuncio:
sólo puede ser tu hijo mi presencia.

Comprendo que no es fácil, desde fuera,
que aceptes por herencia un vertedero:
yo te pido que mires más profundo

y que notes que la flor verdadera
no vale tanto si es de invernadero;
pues tuve que crecer, lo hice en el mundo.

2 comentarios:

elfa dijo...

Todo un reto crecer, desarrollarse, moral, física, intelectualmente, estando influenciados por este mundo en el que nos ha tocado, y eso lo sabe un padre.

Argax dijo...

Disculpas y pides comprensión. Me resultan unos versos cargados de seguridad.