viernes, 24 de julio de 2009

Anfibio

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Hay seres de agua
Que, cuando están sobrados de vida
Juegan la aventura de la tierra:
La sequedad de la tierra.
Y ahí siembran su efímero reino
De seres que no mueren de sed.
Apuran su manta de humedad,
Y uno cree en ellos. Y se imagina, feliz,
Que, aún sin agua, ellos pueden vivir.

Pero, llegado cierto momento,
Los de aquí dentro, en tierra seca y firme,
Los vemos, pasmados, volver al agua fresca
Con el gesto fácil y apolíneo de un delfín.
Con la facilidad del gesto del turista
Que vuelve a casa con las fotos
Que demuestran, qué valiente, que él estuvo aquí.

Y ya está: sigamos, ellos y nosotros, adelante.
Nosotros, los lagartos de sangre fría,
Seguiremos abrasándonos al sol para seguir con vida.
Ya nos han contado que algún día
Vendrá un pez que, sin dejar de serlo, se hará lagarto,
Y vivirá allí y aquí, y no afirmará ni negará
Ni la humedad ni la sequía,
Sino la libertad, y no será
Ni lagarto en tierra ni pez en el mar,
Pero será libre, y así será.

Yo (por mí hablo) no he sido capaz de serlo,
Y me sé incapaz de serlo.
Pero, mientras pueda, aguanto esperándolo.
Insisto: aún no lo he visto en nadie.
Aún sigo esperando el anfibio al que esperan
Tantos
Miles de millones de años.
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6 comentarios:

yosoyjoss dijo...

es que no tengo palabras, lo que me provocas no es descriptible, quizás con una lágrima.

Anónimo dijo...

nadie es libre

yosoyjoss dijo...

joee, que poema más bello, no me canso de leerlo. Me figuro que sabrás que el orignal símbolo de Cristo no es una cruz, sino un pez. Ahí queda eso.

eρHedro dijo...

sí señor
es que yo siempre he admirado la gente que sabe ser sencilla y elegante
porque mi sofisticación me desborda

elmudo dijo...

Mira, epe, un día voy a coger unos cuantos de tus comentarios en distintos blogs y cambiarlos aleatoriamente de sitio.

Estoy seguro de que nadie notaría nada.

Argax dijo...

Bueno, después de leer este poemas todas las veces que he necesitado acudo aquí a rendirte pleitesía.
De los que te he leído me parece el más sereno, el más lúcido. Es estoico y lleno de sabiduría, pero sobre todo es bello y esperanzador, porque nos permite seguir creyendo por un lado en nuestra forma de vida abrasada y por el otro en la esperanza de que ese ser maravilloso llegará y nos bastará con estar a su lado para contagiarnos de su magia y habilidades.

Gracias por escribir estas cosas amigo.

Tu Virto