lunes, 13 de julio de 2009

El puente

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Tengo amigos que me abrazan y consuelan como el pan
Como el pan calentito, sabroso, crujiente y tierno
Que te besa como la amistad:
Bendito sea el pan.

Y entonces ¿por qué este empeño
En ir más allá, saltando por dulzuras y confianzas
Buscando un hueco loco que no voy a encontrar?
¿Qué empujón suicida me trajo hasta este mundo
Para doblarme así la muerte: la de allá dejándome aquí
Buscando aquí la de allá?

Ahora sé que moriré más de dos veces,
Da lo mismo aquí que allá.
Y lo haré tan feliz, y tantas, tantas veces,
Que ni la misma muerte me podrá encontrar.

¿Dónde estará el suelo de un puente?
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Muy especialmente para Hidai,
a ver si se atreve a cruzar él también el puente.

2 comentarios:

yosoyjoss dijo...

el pan está bien, y el Paraíso, pero está esa maldita obsesión humana por ver que hay más allá, y más allá aún, y aún un poco más...

Argax dijo...

Ese suelo, como se ha tratado tantas veces en el cine y la literatura, existe, sólo hay que hacer un acto de fe (para el que yo personalmente no estoy preparado) y creer que hay suelo firme encima del precipicio, un pavimento que no podemos ver y que nos lleva a ese mundo desconocido que soñamos febriles desde este lado.

Pan, mucho pan caliente, por la mañana...

Un beso.