jueves, 30 de julio de 2009

Una noche cualquiera

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Un pez que se hunde en el silencio de sus simas
Un gorrión que cierra sus ojillos
Un lagarto que mueve lentamente la cola
Una anguila que alza expectante su pico
Una araña que estudia el movimiento
Una hoja de pino que cae como si nada
Una roca de granito, aparentemente inmóvil, enfriándose
Un soplo inaudible de viento.

Siete loros que vuelan buscando a otros siete
Julio Bustamante palpando una canción
Algún pardillo tordo que cruza la calle
Y una nube que lo mira.
Miles de hojas de hierba chupando la humedad
La tierra misma, pensativa, buscando descanso
Olas y más olas que no saben que existen
Montones de sonidos que nacen, se reproducen y mueren, casi en el mismo instante
Moscas y mosquitos a millones
Y las ruinas, que sienten sus muñones y callan.

Un buen montón de geranios mirando al rocío cara a cara
Ventanas de madera incómodas en sus marcos y crujiendo
Billones de astros que creen que nada tienen que ver con esto
Y los vahos, huyendo de tantas bocas.

Tres o cuatro gatos a su rollo
(los coches impasibles, claro).
Y las hogueras que haya, inteligentísimas, abrasándose siempre.
Salamandras curiosas por las paredes y los techos
Movimientos profundos del mar y de la tierra
Roces imperceptibles arriba y abajo
Algunos seres de once dimensiones alucinando
Y su sombra: hombres que se lanzan a soñar.

Otro gorrión, ahora mismo, que cierra sus ojillos
Y la Atlántida, muy quieta
donde nadie sabe que existe.
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Óleo de Jorge Diezma.


2 comentarios:

yosoyjoss dijo...

Se te ha olvidado a Fermín, delante de su libreta, y contemplando la noche.

Argax dijo...

¡Madre del amor hermoso!
Que maravilla titi, tiene reminiscencias a A.González, como ese poema suyo en el que la prostituta mira la calle mientras se enfunda sus medias.
Despiertas los elementos inertes y cubres con un velo de irrealidad los que están vivos.

Me ha encantado de verdad, me ha encantado. Y el final acho, es para paladearlo con chasquido de lengua incluido.