.
Ahora que ya estáis tan bien plantados en vuestro nuevo mundo
Después de haber mentido tanto fingiendo incertidumbres,
Dejadme ir, dejad que me marche en paz,
Y no me juzguéis según vuestras costumbres
Que al fin son, como decíais vosotros mismos
De las de vuestros padres, vacías costumbres.
No me juzguéis vosotros, antiguos compañeros,
Que en podredumbres compañía no necesito:
Con las mías tengo bastante. No quiero cambiarlas
Por vuestras cálidas, acomodadas,
Autocomplacientes, rancias, leves, enajenadas
Y madurísimas certidumbres.
La sequedad del desierto, para mí,
Es mejor y más clara. Allí no hay mentiras:
Allí, o hay vida, o no hay nada.
Allí hasta los muertos
Mantienen la forma humana.
Sólo recordad que la única fertilidad voluntaria
No es, según el alma de las plantas, la apolínea madurez,
Sino el abandono:
La asquerosa entrega, la muerte, la sincera podredumbre,
Y soportar, no ya ser nada, ser peor que nada:
Estiércol, puro estiércol
Azul estiércol
Piedra podrida
Pura repugnancia
Esencia sin sustancia
Larva moribunda:
Mierda que habla.
.
.
.
2 comentarios:
USA?
Esto que ya lo leí en algún otro sitio, que incluso tengo la sensación de haber comentado pero que no recuerdo bien el sentido de mi comentario, quizás uno de esos deja vú que a la gente tanto le sorprenden y que a mi, por usuales, me sale invitarles a un pitillo cada vez que se presentan a mi puerta, son como de la familia.
Esto que me habla de diferenciarse, de rechazar el vacío de los principios que justifican la vida por inercia. El desierto amigo, donde nosotros los muertos ya no necesitamos maquillarnos bien para simular el color de la vida en nuestros labios amoratados ahora rellenos de seco y vivificador polvo: el polvo del decorado erosionado que por fin abandonamos.
Que bien huelen tus podridas flores amigo, que bien se está en tu jardín de cadáveres.
Publicar un comentario